Cirugía de pared abdominal

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La cirugía de pared abdominal abarca un conjunto de procedimientos que pretenden mejorar el aspecto y los síntomas de un tejido muscular y cutáneo en mal estado, caracterizado por la flacidez y la mala función. Incluye también el tratamiento de patologías más complejas como las fístulas cutáneas, es decir las conexiones entre alguno de los órganos abdominales y la superficie de la piel. No incluye las cirugías de eliminación de tejido graso como la abdominoplastia.

El objetivo de esta cirugía es restaurar las estructuras de la pared abdominal, principalmente las aponeurosis, la fascias musculares y el tejido cutáneo. De esta forma, se recuperan sus características estéticas y funcionales.

¿Que síntomas da una patología de la pared abdominal?

Existen tres tipos de patologías de pared abdominal:

Se trata de la externalización natural de contenido intraabdominal por espacios virtuales. Por ejemplo, cuando se hernia intestino delgado por el conducto inguinal, desarrollando el paciente una hernia inguinal.

Es un concepto parecido al de hernia, pues también se caracteriza por la externalización de contenido intraabdominal sin romper la barrera cutánea. No obstante, las eventraciones no suceden por espacios virtuales, sino a través de incisiones realizadas en cirugías previas. Al violar las aponeurosis musculares, estas pueden cicatrizar de forma defectuosa y dar lugar a eventraciones, ya sean tras incisiones de cirugía mínimamente invasiva (laparoscopia) o cirugía abierta convencional (laparotomía).

Esta patología es mucho menos frecuente que las dos anteriores. Se trata de una conexión anómala entre un órgano intraabdominal (por ejemplo un intestino) y la superficie cutánea.

Las hernias y eventraciones suelen dar clínica de dolor y molestia, además de la problemática estética. El principal peligro es que el intestino se hernie y no se pueda reducir (incarceración), lo que puede llevar a su sufrimiento (estrangulación). Ello requiere una cirugía urgente.

Aunque no todas las hernias y eventraciones tienen indicación quirúrgica, la mayoría de casos terminan por operarse. Es ideal intervenirlas de forma programada, pues los resultados son mucho mejores que tras una cirugía urgente.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de la mayoría de estas patologías es clínico. En otras palabras, sólo con una visita a un cirujano podría ser suficiente para plantear la intervención. En los casos de duda diagnóstica, se suele recurrir a pruebas de imagen como la Ecografía o la Tomografía Axial Computarizada (TAC).

¿Que tratamientos hay para la patología pared abdominal?

El único tratamiento curativo es la cirugía. Se trata de un tipo de intervención muy frecuente, realizada en la mayoría de centros de España. No obstante, existen casos muy complejos , que sólo gente especializada en el tema es capaz de resolver de forma correcta. Cuando la lesión es de gran tamaño, se encuentra en una región anatómica compleja, en cirugías de recidiva o cuando está indicado el abordaje por técnicas mínimamente invasivas, la experiencia del cirujano es esencial. En IQL contamos con ese tipo de profesional, asegurando al paciente la máxima excelencia y mejoría en su calidad de vida.

¿Qué puedo hacer antes de la intervención?

Existen dos medidas que usted puede adoptar antes de una cirugía de pared abdominal. En primer lugar, dejar el tabaco durante al menos un mes antes de la operación. En segundo lugar, si presenta sobrepeso, intentar disminuirlo. Diversos estudios han comprobado que estos dos factores mejoran considerablemente los resultados de las reparaciones y disminuyen el riesgo de recurrencia.

Cirugía

La cirugía depende del caso concreto. Existen reparaciones de pared abdominal sencillas y de corta duración, así como las hay muy complejas. Este tipo de intervención se fundamenta en encontrar el defecto de la aponeurosis muscular, reducir el contenido herniado, reparar dicho defecto y reconstruir la piel.

Hace años se comprobó que el resultado de la cirugía de hernias y eventraciones mejoraba con la utilización de mallas. Las mallas (ya sean biológicas, sintéticas o híbridas) proporcionan una mayor consistencia y duración al cierre de pared abdominal, incrementando su efectividad y disminuyendo el riesgo de recidiva.

Existen de todo tipo de materiales, desde absorbibles a no absorbibles, teniendo estas últimas una reacción en el huésped prácticamente nula. Las mallas se fijan al tejido del cuerpo mediante sutura, clips o pegamento. En su caso particular, el cirujano le explicará si está indicada la utilización de una malla o no.

En algunas ocasiones, cuando la cirugía es relativamente grande, se deja un drenaje para evitar el acúmulo de substancias líquidas que podrían entorpecer el postoperatorio. Cuando el débito de este drenaje sea lo suficientemente bajo, el equipo quirúrgico decidirá su retirada.

Las fístulas órgano-cutáneas se caracterizan por un tratamiento quirúrgico más complejo. En esos casos, la idea deberá ser discutida de forma individual con el cirujano en la consulta. Probablemente será necesaria una resección intestinal además de lo comentado previamente.

Recuperación posterior

Si el curso postoperatorio es correcto, la estancia hospitalaria no debería superar los 2-3 días. En la mayoría de casos se inicia dieta el mismo día de la intervención.

Una vez se compruebe que no existen complicaciones a corto plazo, el paciente puede continuar con su recuperación en casa, siendo seguido a la vez en la consulta del equipo quirúrgico de IQL.

Los riesgos de esta cirugía son fundamentalmente tres: a corto plazo, la hemorragia y la infección. A largo plazo, la recidiva de la hernia o eventración.